Los canteranos de Mouriño

2 de junio de 2014
Foto: La Voz de Galicia
La llegada del Eduardo Berizzo promete un nuevo impulso a la apuesta por la cantera auspiciada bajo el mandato de Carlos Mouriño y consolidada desde el banquillo por Eusebio Sacristán, Paco Herrera y Luis Enrique. Los graves errores de planificación iniciales que condujeron a dos años y medio de fracasos deportivos y vaivenes institucionales y propiciaron una desafección casi generalizada de la hinchada se recondujeron al amparo de un proceso concursal ejemplarmente llevado, gracias a un riguroso control del gasto y un giro de 180 grados en la política futbolística, que priorizó la calidad sobre la cantidad en los fichajes y pasó de importar medianías por docenas a nutrirse del talento propio.

En los ocho años de Mouriño al timón de la nave celeste, 26 futbolistas de la cantera han debutado con el primer equipo del Celta y las ventas de jugadores formados en A Madroa han reportado alrededor de 13 millones de euros a las menguadas arcas del club. En algunos casos el peso de los canteranos en el primer equipo ha sido meramente testimonial, otros han tenido un notable protagonismo, pero la importancia de la gente de la casa crecido de modo exponencial en cantidad y calidad.

Temporada 2006-07

Con el Celta recién clasificado para la Copa de la UEFA con récord de puntuación la campaña anterior, nadie sospechaba que el equipo vigués daría con sus huesos en Segunda División. Fernando Vázquez el artífice el último milagro contaba entonces con un plantel sumamente caro y escasamente comprometido con la causa en el que la presencia de la cantera era poco menos que un cero a la izquierda. La excepción era Borja Oubiña, a quien Radomir Antic había hecho debutar un par de años antes y Vázquez dio galones en el equipo que recuperó la categoría. El técnico santiagués, no obstante, tuvo pequeño guiño hacia la factoría de A Madroa haciendo debutar a Jonathan Vila, que disputó siete partidos, y a Dani Abalo, que se estrenó con el primer equipo ante el Mallorca en Son Moix. El preparador de Castrofeito convocó también a Iago Aspas en vísperas de un clásico gallego en Riazor, pero el moañés fue expulsado con el filial y no pudo finalmente entrar en la lista.

Temporada 2007-08

Mouriño confió a Hristo Stoichkov, que tres meses antes había fracasado en el intento de salvar al equipo del descenso, la responsabilidad del regreso a Primera. Resultó un sonoro fracaso, pues el búlgaro, que fue tan buen jugador como pésimo técnico, apenas duró siete partidos en el cargo y dio paso a una errática sucesión de técnicos (López Caro, Antonio López y, finalmente, Alejandro Menéndez) en una de las temporadas más caóticas que se recuerdan.

El cambio en la dirección deportiva de Félix Carnero, referente de una etapa gloriosa, por el hierático Ramón Martínez, que incorporó nada menos que 13 futbolistas, no ayudó. La calidad de la mayoría de los fichajes (contrastada años más tarde en gente como Diego Costa o Mario Suárez) no estuvo en consonancia con las necesidades del equipo y se armó una plantilla desequilibrada y mal dirigida. No obstante, en lo que respecta a la cantera, fue el año del debut de Roberto Lago, con el tiempo un futbolista importante y de Michu, un espigado chaval de Oviedo fichado ese mismo año para el filial, al que hizo debutar Antonio López, y que con el tiempo, también daría muy buen rendimiento al equipo. Aquel año también debutó, en el partido inaugural frente al Córdoba, Richi, un defensa central a quien Stoichkov puso como lateral derecho e inmediatamente después condenó a galeras después de que el chaval revelase que nunca había jugado en aquella posición.

Temporada 2008-09

Otra nefasta temporada de la mano de Pepe Murcia, el técnico elegido por Ramón Martínez para sacar el barco de las piedras y a punto estuvo de hacerlo encallar. La sensibilidad del preparador cordobés hacia la cantera fue absolutamente nulo. No hizo debutar a un solo futbolista ni tampoco conseguir algo parecido a un equipo tipo medianamente definido. La dirección deportiva formalizó aquella campaña otras trece incorporaciones de bastante peor calidad que las del curso anterior. Solo Abalo (y por decisión del club) fue miembro de pleno derecho del primer equipo.

La destitución de Murcia y la llegada de Eusebio Sacristán al banquillo mejoró sin embargo las cosas. El vallisoletano hizo debutar a Joselu y a Candela en el último partido, aunque se le recordará por haber jugado con inteligencia la baza de Iago Aspas, que se coronó héroe del celtismo anotando dos goles que salvaron al Celta del descenso, en el decisivo partido frente al Alavés en Balaídos. Yoel Rodríguez, mientras, debutó también en un partido de Copa ante el Real Irún.

Temporada 2009-10

Aunque los resultados no acabaron de acompañar y el Celta tuvo no pocos problemas para mantener la categoría, el curso 2010-11 fue el verdadero punto de inflexión hacia la política de cantera. Con Miguel Torrecilla al frente de la dirección deportiva, el club se dio cuenta de que la mayoría de los futbolistas de fuera no mejoraban las prestaciones de los chicos de la casa y dio a su política deportiva un giro introspectivo que ha acabado por convertir A Madroa en una de las mejores escuelas futbolísticas del país. En este mismo año se firma el convenio de colaboración con los clubes de base, clave en el impulso que ha tomado en los últimos años el vivero, céltico y los chavales de toda Galicia (y muy pronto del resto de España) comienzan a fijarse y a valorar la apuesta del club por la juventud y el talento. El Celta comienza a labrarse una sólida reputación como equipo de cantera.

Aunque el fracaso en la compra del gol -se trae a Arthuro, Cellerino y, en el mercado de invierno a Papadopoulos- lastra al Celta y los jóvenes artilleros de la casa como Joselu o Aspas acusan un tanto la responsabilidad de tener que sostener al equipo, debutan esta temporada con el primer equipo nada menos que siete canteranos: Hugo Mallo, Túñez, Toni, Mateo, Víctor Vázquez, Álex López y Oriol Riera.

Temporada 2010-11

Paco Herrera toma el testigo de Eusebio y mantiene el protagonismo de buena parte de los canteranos que habían subido el año anterior. Conserva la cuota de minutos de chavales como Aspas, Mallo, o Túñez, saca del ostracismo a Jonathan Vila, al que reinventa como defensa central, y sobre todo concede galones a Álex López, que había debutado con Eusebio en el último partido de la temporada anterior y se convierte en titular indiscutible. Herrera da además la alternativa a Sergio Álvarez, Jota Peleteiro, Ikechi Anya y David Soto.

La combinación de canteranos y buenos fichajes -el club concentró su esfuerzo económico en la contratación de David Rodríguez, Quique de Lucas y Mario Bermejo- permiten al Celta meterse en el play-off de ascenso, que pierde,en la tanda de penaltis en la primera eliminatoria ante el Granada.

Temporada 2011-12

Tras cinco años de travesía del desierto, el Celta vuelve a Primera División de la mano de Paco Herrera en una campaña magnífica y con gran protagonismo de los canteranos. El equipo asciende con un equipo con ocho o nueve futbolistas de la casa en el que se encuentran Mallo, Vila, Túñez, Lago, Oubiña, Álex López y Iago Aspas, que se convierten en la gran revelación de la temporada y en el segundo máximo artillero de la Liga (primero nacional), tras Leonardo Ulloa, con 23 goles. La campaña concluye sin embargo sin el debut de ningún canterano en el primer equipo.

Temporada 2012-13

El Celta regresa a Primera con un equipo repleto de gente de la casa que recibe elogios unánimes por su juego, pero al que le cuesta más de lo que se pensaba adaptarse a la categoría. Liderado por un gran Iago Aspas, los celestes sobreviven sin grandes agobios hasta el mes de enero, cuando el equipo inicia una caída en picado que provoca la destitución de Herrera (tras una agria polémica con Aspas). Justo antes de ser despedido, Herrera hace debutar a Santi Mina, el goleador de un equipo juvenil que promete grandes cosas. Unos meses antes había debutado otra de las perlas de la cantera, el internacional Jonny Castro, que suple a Hugo Mallo como lateral derecho hasta final de temporada tras la grave lesión de rodilla sufrida por el zaguero marinense en el partido de Copa del Santiago Bernabéu.

Herrera es relevado por Abel Resino, un especialista en salvar a equipos en dificultades, que no mejora el juego ni apenas los resultados de su predecesor, pero hace debutar y da relevancia a Levy Madinda y salva los muebles con dos agónicas victorias finales en las que emerge la figura de Rubén Blanco, otro de los tesoros de A Madroa, que asume la portería de forma obligada por las lesiones de Javi Varas y Sergio. El joven cancerbero de Mos se convierte en uno de los grandes héroes de la permanencia.

Temporada 2013-14

A pesar de haber cumplido su objetivo, el Celta rescinde el contrato de Abel Resino para contratar a Luis Enrique, un técnico que Mouriño estima que encaja mejor con estilo de proyecto que el club pretende impulsar. Y no se equivoca. Luis Enrique no sólo consigue dar una nueva vuelta de tuerca al protagonismo de la cantera apostando por dar minutos a gente tan joven como Santi Mina o David Costas, que debuta de su mano, sino por dotar al equipo de un estilo de juego, vertical y atrevido que recuerda al de los buenos tiempos. Con pocos pero acertados fichajes y la aportación de gente inesperada que sale del ostracismo, el equipo mantiene en los primeros meses el tipo gracias a un formidable rendimiento lejos de Balaídos y completa una segunda vuelta para enmarcar que lo deja a la orilla de los puestos europeos. Con el gijonés debutan Costas y, en el último partido de Liga, Goldar, además de Javi Rey, en la Copa.


Publicado por Redacción


Fuente: Faro de Vigo