¿Un segundo filial del Celta en Tercera División?

24 de abril de 2015
Diego Alende, Hugo Pintos y Yelko Pino en un partido de esta temporada
El Celta está teniendo un problema muy repetido durante los últimos años en la Cantera. El trabajo de captación de talento hasta Juveniles es excelente, y hasta A Madroa llegan pocos jugadores de fuera, pero los que lo hacen realmente suben el nivel. Sin embargo, al llegar a Juveniles se produce un enorme tapón de jugadores debido a que esta categoría abarca tres años de edad (de los 16 a los 19 años).

Esto provoca que al finalizar la etapa juvenil, bastantes chavales tengan que buscarse las habichuelas fuera de casa, y a pesar de criarse durante muchos años en el Celta el salto al filial se hace muy grande para algunos.

Durante los últimos años, la entidad viguesa ha establecido una política de cesiones a clubes de Tercera o incluso Segunda División B. Esto lo aplican a jugadores con margen de mejora, pero que necesitan foguearse antes de llegar al Celta B. Sin embargo, pocos son los chavales que vuelven para quedarse, y ya ni hablemos de la escasa minoría que se queda para ser importante en el equipo.

Y el Celta está buscando una solución. Así lo declaró Carlos Mouriño en la rueda de prensa del pasado viernes con esta reflexión: "Quizás haya que cambiar la idea del filial: o reforzarlo para poder luchar por metas altas o madurarlos -a los chavales jóvenes- en algún equipo de Tercera División antes de dar el salto a Segunda B. Es muy importante reconocer los errores y ponerse manos a la obra para obtener una solución".

Una de las posibles soluciones estaría en crear un segundo filial del Celta en Tercera División. Esto permitiría al Club ubicar a los chavales que todavía 'no dan el nivel' para la Segunda División B, dónde se curtirían y el Celta podría controlar de cerca sus evoluciones. Realmente no habría que hacer refuerzos, ya que con los jugadores 'madre in A Madroa' que abandonaron el Club y que están en Tercera se podría completar el cupo de fichas.

Además, este Celta C también podría servir para probar a los jugadores juveniles más prometedores, meterlos poco a poco en el fútbol profesional y poder así reducir las grandes diferencias en el salto de nivel que hay con la Segunda B.

La idea de promoción es sencilla: el ascensor funcionaría de abajo a arriba, pero no al revés. Los jugadores cuya proyección no es muy alta, o cuya progresión se vio frenada, gozarían de minutos y oportunidades. Esto les serviría para gozar de confianza y poder aspirar a subir al primer filial a base de trabajo. Siempre sintiéndose como en casa, en vez de salir cedidos y vivir a kilómetros de su hogar.

Algo parecido se ha implementado este año en los infantiles del Celta, donde se ha creado un segundo filial (Infantil C) que junta a los chavales infantiles de primer año, y a donde acuden algunos alevines para ir adaptándose a fútbol 11. Esta idea -pionera esta temporada- ha cuajado de forma excelente: el Celta Infantil C se ha proclamado campeón de Liga a dos jornadas para el final, y superando los 300 goles a favor.

Por último, también sería una oportunidad para formar a los entrenadores de la Cantera, que asimismo necesitan ir quemando etapas y sentirse importantes dentro del Club.

Sin embargo, hay una barrera que tira esta idea -al menos- a corto plazo. No es una barrera organizacional ni burocrática, sino estructural: en A Madroa no cabe ni un alfiler. Las Instalaciones Deportivas de Candeán están al límite de su capacidad, y acoger una idea como esta requeriría un mínimo de espacio.

Por tanto, creo que es una idea muy interesante y apetitosa para el Celta, que serviría para dar cobijo al enorme y creciente talento que viene desde abajo, pero que hasta que no se construya la nueva Ciudad Deportiva va a ser prácticamente imposible que se lleve a cabo.


Publicado por Berto Carballo