Iago Aspas, el regreso del hijo pródigo

15 de junio de 2015
Iago Aspas, de pequeño con la camiseta del Celta
El pasado viernes, la noticia de la vuelta de Iago Aspas sacudió a todo el celtismo, sobre todo por lo repentino del anuncio y quizás inesperado un regreso tan rápido del crack de Moaña, tan sólo dos años después de su salida del conjunto celeste rumbo a Liverpool.

Su aventura inglesa no fue ni mucho menos sencilla. Apesar de empezar muy bien en la pretemporada del conjunto red y comenzar titular en la Premier League, la vuelta de un gran Luis Suárez lo relegó al banquillo. Tras ese año, recaló como cedido en el Sevilla FC con una opción de compra obligatoria, algo que ha condicionado y mucho su fichaje por el Celta puesto que la relación con el entrenador del conjunto sevillista no ha sido la mejor a lo largo de este año.

Una vez alcanzado el acuerdo con los hispalenses, y a falta del pertinente reconocimiento médico que tendrá lugar en los próximos días, Iago vuelve a casa. Una casa y una afición que nunca le han olvidado, y que con la mayor de las ilusiones vuelven a cruzarse en el mismo camino, quien sabe si para siempre.

La historia de Iago

Iago Aspas Juncal (Moaña, 01/08/1987) comenzó su carrera en el Celta con tan sólo nueve años tras pasar unas pruebas de captación, que en ese momento eran para niños nacidos en 1986: a pesar de ser un año menor tuvo que mentir sobre la edad. Algo que no importó a los técnicos del club que lo habían visto, pues habían descubierto a un chico con una impecable zurda y al futuro 'Genio de Moaña'.

Criado en una familia futbolera, ya destacaba por sus detalles técnicos jugando en la playa antes de llegar al Celta. Ya en las categorías inferiores del club, sus comienzos no fueron sencillos por su especial carácter. En cadetes hizo un amago de abandonar el Club tras no ser seleccionado para un torneo, y en juveniles -nuevamente fruto de su carácter- el Celta decidió cederlo al Rápido de Bouzas.

Debut de Iago Aspas con el primer equipo
A pesar de ello Iago no cambió en absoluto, y aún así el Celta lo recuperó para la siguiente campaña. Su carácter provocaba tarjetas y expulsiones, pero lo subsanaba con su fútbol, sus rabonas y sus chilirrabonas. Ya se le veían detalles de su calidad y de su prometedor futuro.

En la temporada 2006/2007 debutó con el Celta B en la primera jornada ante el CD Lugo en el Anxo Carro, siendo titular y disputando los 90 minutos. En ese año solamente anotó un gol en 21 partidos, y en la siguiente campaña anotaría cuatro en 32 encuentros.

En la temporada 2007/2008 llegaría su debut con el primer equipo, que dirigía Alejandro Menéndez. Fue contra la UD Salamanca en El Helmántico, un encuentro en el que fue titular hasta que fue sustituido en el minuto 60.

A pesar del debut, en la temporada 2008/2009 seguiría formando parte del filial celeste, al menos hasta la antepenúltima jornada de la Liga en Segunda División.

Un antes y un después

El 6 de junio de 2009 todo cambió para Iago Aspas. El Celta se jugaba la vida, una victoria le salvaba del descenso y una derrota lo acercaba al descenso, en un partido al que el Celta llegaba con bajas en ataque; por ello Eusebio Sacristán convocó a Iago Aspas y a Joselu.

Saltó al campo en el minuto 60 y, nada más entrar, ya tuvo dos oportunidades sin fortuna para batir a Bernardo, portero del Alavés. A falta de diez minutos para el final y con tablas en el marcador comenzaría a forjarse la historia de Iago Aspas en el Celta, pues tras un centro de Dani Abalo anotaba de cabeza el primer gol del encuentro haciendo estallar la locura en Balaídos.

Iago Aspas celebra uno de los tantos de ese 6 de junio
Pero no sería muy duradera la alegría, ya que a dos minutos del final, el Alavés volvía a igualar el marcador. Nuevamente apareció él, Iago Aspas, en el descuento del partido para aprovechar un despeje del portero y hacer un gol histórico, un tanto que salvaba al Celta de un descenso y quien sabe si de algo más.

Ese gol marcó un antes y un después en la vida de Iago como futbolista, pasando a formar parte de la primera plantilla a todos los efectos para la temporada 2009/2010, con Eusebio todavía en el banquillo celeste hasta el final de la temporada.

La explosión de Iago Aspas

Llegaba Paco Herrera al banquillo del Celta en la temporada 2010/2011, y junto a los posos que ya había dejado Eusebio en el primer equipo se formó un equipo de canteranos y jugadores experimentados que peleó hasta los play-offs de ascenso, pero no logró ascender. Ese año, Iago disputaría 30 partidos de Liga, pero solamente nueve como titular y anotando cuatro goles en Liga y uno en Copa.

No por su calidad, sino porque no acababa de encontrar su posición, pero en la siguiente temporada 2011/2012 hubo un cambio radical en Iago como futbolista. Paco Herrera lo puso en punta como referencia haciendo una función de falso nueve y llegaron los goles, las asistencias, y un gran trabajo defensivo. Finalizó la temporada con 23 dianas en su casillero en 35 partidos de Liga y con el equipo en Primera División tras empatar ante el Córdoba CF en la última jornada.

Iago Aspas había logrado su sueño y el de todo el celtismo, jugar en Primera, algo que él ya le decía a sus compañeros cuando todavía estaba en edad juvenil y que por fin podría disfrutar con el Club de su vida.

Iago Aspas tras su último partido en el Celta, hasta ahora...
En la siguiente temporada 2012/2013, ya en Primera División, Aspas fue el principal referente del equipo y el que con sus goles y asistencias -12 y 7 respectivamente- tiró del carro en una temporada que no fue sencilla por la adaptación a la categoría y con cambio de entrenador incluido. Una permanencia lograda 'in extremis' en la última jornada de Liga con una victoria ante el RCD Espanyol en Balaídos, sumada a la de la Real Sociedad en Riazor, que mantenía al Celta una temporada más entre los grandes.

Nueva etapa

Tras ese encuentro, Iago Aspas tomaba un camino diferente al del Celta rumbo a Liverpool y después Sevilla, para regresar ahora dos años después a un equipo ya consolidado en Primera División. Tras dos buenas temporadas en la élite, en las que el equipo ha adquirido una identidad y un estilo de juego definido que nada tiene que ver con aquel Celta errático de entonces.

Por su parte, regresa el mismo Iago de siempre, con todas sus cualidades: su calidad, su zurda y también su carácter. Vuelve un un futbolista que ha madurado mentalmente, pero que no ha olvidado su esencia. Vuelve a su casa, vuelve a Balaídos.

¡Bienvenido Iago!


Publicado por Edgar Garrido